Fibromialgia en personas mayores: qué es la fibromialgia y cómo se detecta
La fibromialgia puede ser un problema añadido a los achaques de la vejez. Conocida de manera coloquial como la enfermedad de los 100 síntomas, porque se han descrito más de 100 síntomas de la fibromialgia aunque no tienen por qué darse todos a la vez ni en la misma intensidad, su diagnóstico se va haciendo más complejo a medida que la edad y otras enfermedades causan también dolor generalizado en músculos, ligamentos y tendones.
¿Qué es la fibromialgia?
La fibromialgia (FM) es una enfermedad reumatológica, por lo que uno de sus principales síntomas es el dolor crónico, continuo o en periodos de más de tres meses. En el caso de la fibromialgia hablamos de un dolor generalizado que afecta al cuerpo completo o casi y que se acompaña de otros síntomas de lo más variados.
De causa desconocida y con mayor incidencia entre la población femenina, la fibromialgia parece consistir en una alteración de la manera en que se perciben los estímulos externos, que lleva a que determinadas sensaciones se sientan como dolor.
Se sabe que existe relación entre los dolores producidos por fibromialgia y estados anímicos alterados, aunque todavía surge la duda de si la depresión por fibromialgia es una respuesta del cerebro o un síntoma de la FM. Lo que sí se sabe es que hay pacientes cuyo dolor mejora con un tratamiento a base de un determinado tipo de antidepresivos, pese a no presentar síntomas de depresión o distimia.
Cuando la fibromialgia se asocia con otras enfermedades se habla de fibromialgia concomitante y el diagnóstico se complica con respecto a los casos de fibromialgia primaria. En las personas mayores, casi todos los casos de fibromialgia son del tipo concomitante.
¿Cómo detectar la fibromialgia y sus síntomas?
No existe una prueba 100 % efectiva para el diagnóstico de la fibromialgia. Por el momento no se conoce la existencia de algún reactivo especial en la sangre de quienes la padecen, por poner un ejemplo. Por ello el diagnóstico se realiza presionando los 18 puntos de dolor de la fibromialgia y evaluando el resto de síntomas, como pueden ser la rigidez generalizada, en especial al levantarse, y la inflamación de pies o manos, moscas en el campo de visión o síndrome del ojo seco.
En principio, si al menos 11 de los puntos de dolor de la fibromialgia producen una respuesta positiva sin una causa que justifique ese dolor (si nos presionan en una zona lesionada es normal que duela), se sospecha que estamos ante esta enfermedad. No obstante, se han visto casos en los que los puntos de dolor no llegan a sumar 11 en total y, sin embargo, el paciente sufre fibromialgia.
Es importante señalar que la fibromialgia no es una enfermedad degenerativa ni acorta la vida, pero sí afecta a su calidad. Esta afectación puede producirse en mayor o menor grado, hablando de síntomas de fibromialgia severa cuando llega a ser casi incapacitante para el paciente.
El problema es que el dolor, hoy por hoy, no es cuantificable. El médico nos puede preguntar cuánto duele en una escala del 1 al 10, pero seguro que ante una misma sensación quienes han padecidos dolores de 10 en algún momento de su vida tienden a valorar a la baja los dolores en los puntos estratégicos, en comparación con quien ha tenido la suerte de no haber sufrido un dolor que lleve al desvanecimiento.
Tratamiento y cuidados en personas mayores
Las personas mayores tienden a menospreciar sus síntomas de fibromialgia achacándolos a la edad o a otras enfermedades reumatológicas, cuando no tienen por qué ser excluyentes.
Por tanto, el tratamiento multidisciplinar que se aplica a los pacientes jóvenes y que consiste en la administración de analgésicos, terapia psicológica y psiquiátrica junto con ejercicios suaves, adaptados, encaminados a disminuir el dolor y la rigidez muscular, requieren de mano izquierda cuando se trata con ancianos o personas mayores que suelen pensar que lo suyo es algo que le pasa a todo el mundo en mayor o menor grado.
Cuando la edad hace tener cuidado con el uso de ciertos analgésicos, entra en juego la mejora de la calidad de vida gracias a una mano amiga, alguien con paciencia y perseverancia que ayude al paciente a levantarse cada día y a hacer las tareas que buenamente pueda. Esta figura puede ser un familiar, personal sanitario o un auxiliar a domicilio.
La conclusión es que la fibromialgia, enfermedad difícil de diagnosticar ya de por sí, se vuelve más compleja con el paso de los años. Las personas mayores que comienzan a sufrir fibromialgia a una edad avanzada necesitan de alguien con experiencia que les anime a trabajar por estar lo mejor posible, mientras que quienes la vienen padeciendo desde décadas atrás, al llegar a cierta edad, pueden caer en el desánimo y el autoabandono. El papel del entorno y el de un auxiliar a domicilio son importantes en estas edades para el cuidado de los mayores con fibromialgia que, por lo demás, están en perfectas condiciones para vivir solos, con su pareja o con sus hijos.
- Escrito por Institucio Ibars
- A 9 octubre, 2020
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