Las estadísticas son muy claras, y establece que la mujer enviuda con mayor frecuencia que el hombre, lo cual implica que tanto en términos absolutos como relativos, hay más mujeres adultas mayores en estado de viudez que hombres. Y estos últimos se casan rápidamente, pareciera que toleran menos la viudez que las mujeres, además de tener una oferta mayor para componer una nueva pareja.
Sin duda el hombre y más los de décadas anteriores no están tan acostumbrado tampoco a desenvolverse en tareas domésticas, no es capaz de interactuar tanto con sus hijos mayores. Los centros de la tercera edad suelen ser el reflejo de la actividad de nuestros mayores y como estos a través de la socialización, traspasan la barrera de la jubilación con nuevos ánimos.
Por lo tanto, en el amor otoñal ( las persones adultas mayores) pueden darse situaciones muy variadas, puesto que hay una radical diferencia entre un adulto mayor y otro, si están casado o viudo o divorciado o separado o soltero. El amor entre adultos mayores, comprende tantas variables posibles como en la juventud, pueden tener pasión, celos, e ilusión, pues es el retorno a la segunda juventud. Aunque mayoritariamente son sosegados, buscan la compañía mutua y una persona con la cual acabar la última etapa de su vida.
En muchas ocasiones suelen ser relaciones semi clandestinas o poco públicas, pues la presión al que puedan pensar los hijos y nietos, los hace avergonzarse de sus sentimientos. Por eso tiene que ser la familia también la que incorpore este elemento de comprensión hacia sus mayores y la última etapa que desean vivir.
Es importante que los hijos estén cerca pero les dejen vivir en plenitud esa nueva aventura que es la vejez, y sobre todo, si tienen que afrontarla en solitario, por la perdida de la pareja.