Algunas residencias para mayores están demostrando no estar preparadas para atender a mayores dependientes, en muchos casos no pudiendo adoptar las medidas de protección necesarias por falta de material, lo que lleva a muchos familiares a retomar la ayuda domiciliaria para su cuidado.
Las medidas de prevención de contagio por coronavirus en el cuidado de mayores a domicilio pueden establecerse de una manera más rigurosa y controlada, y evita los problemas que la falta de personal y medios están sufriendo en las residencias. Únicamente paliadas en parte por el esfuerzo y la entrega de los profesionales que allí trabajan.
A continuación damos una serie de consejos a tener en cuenta durante esta pandemia para todos aquellos que cuidan a mayores o dependientes en su domicilio, bien sean parientes, bien cuidadores contratados por la familia.
Ante cualquier sospecha, debemos aislarnos
Si una persona mayor y/o dependiente depende de nuestros cuidados y comenzamos a notar cualquier síntoma como tos o fiebre, no debemos seguir cuidándolo hasta que no nos hayan confirmado que no estamos infectado por coronavirus.
Si además de cuidadores somos familia o personal interno, debemos aislarnos en una zona apartada de la casa de acuerdo a como nos señale el médico o algún miembro de los servicios sanitarios pertinentes (centro de salud, 112, 061, etcétera) mientras esperamos el diagnóstico. Si es posible, convendría cederle el testigo del cuidado de la persona mayor a otro pariente o, mejor aún, a un profesional, aunque sea de manera temporal.
Material a proporcionar a los cuidadores
En principio, somos los responsables de una persona dependiente quienes debemos proveer de EPI y otros materiales al personal que venga a atender a estos pacientes, mientras nosotros no podemos hacerlo. Además de mascarillas y guantes, debemos proporcionar al personal toallas desechables para el lavado de manos y gel desinfectante.
También se proporcionará gel desinfectante para que el personal contratado pueda acceder al domicilio con seguridad para ellos y para quien va a ser cuidado, por tanto, el gel debe entregarse antes de la primera visita.
La protección de nuestros mayores
Salvo en casos excepcionales, que deben ser indicados por escrito por un médico especialista, se suspenden los paseos en personas mayores o de alto riesgo. Por tanto, la atención domiciliaria pasará a ocuparse durante los próximos 15 días (más tiempo, ya que se amplió el periodo de cuarentena) de la realización de sencillos ejercicios sentados en un sofá y de paseos dentro del mismo domicilio cuando sea posible.
Las mascarillas de protección homologadas no previenen que podamos contagiarnos pero sí evitan que contagiemos a los demás, si acompañamos su uso correcto con una escrupulosa higiene de manos. Por tanto, por precaución y aunque no presentemos síntomas de coronavirus, atenderemos a nuestros mayores llevando siempre una mascarilla homologada y guantes, o lavando las manos de forma correcta muy a menudo, si no hubiera guantes desechables disponibles por falta de stock.
En caso de que la persona a nuestro cuidado presente el más mínimo síntoma que haga sospechar que podría estar infectado por coronavirus, llamaremos a los servicios de emergencias para que sigan el protocolo establecido pues, recordemos, son uno de los grupos de población más vulnerables.
La pandemia por coronavirus y el aumento del número de focos de infección registrados en geriátricos hacen que muchos tutores se lleven a los abuelos a sus casas para atenderlos allí, donde el riesgo de contagio es menor si se aseguran las medidas de higiene y protección necesarias.
En caso de no poder cuidar nosotros mismos a nuestros mayores, podemos recurrir a la atención domiciliaria, sabiendo que somos nosotros quienes debemos proporcionar el material de protección necesario a los trabajadores, salvo que se especifique lo contrario.
Otro caso en que podemos necesitar de la asistencia a domicilio para el cuidado de personas ancianas o dependientes es cuando nosotros mismos, los cuidadores y familiares, somos sospechosos de estar infectados y debemos proceder a un aislamiento domiciliario, si es que no nos pueden trasladar a un hotel medicalizado.
La fragilidad de la población mayor frente al coronavirus queda reflejada en las cifras de fallecimientos entre mayores de 70 años de edad. Toda precaución es poca.