Hidratación de personas mayores
Combatir la deshidratación
Con la llegada del verano y la exposición a mayores temperaturas, que incrementa nuestra sudoración, surge un problema añadido a nuestros mayores. Los relacionados directamente con la hidratación de nuestro organismo. Ello se suele dar por una menor ingesta de agua, por debajo de lo deseable. Por ello mantener una buena hidratación de nuestros mayores se convierte en un objetivo.
Los años inciden directamente en el estado de hidratación. Ello es debido a capacidad que tiene el organismo para mantener un balance hídrico adecuado. Estos cambios afectan a la disminución del total de agua corporal asociado a la pérdida de masa corporal. Con ello se produce al mismo tiempo una menor sensación de sed y una ralentización en el funcionamiento de los riñones.
La deshidratación se convierte así en un factor de riesgo crónico para las personas mayores. Por ello los cuidadores deben de prestar mucha atención a su nutrición y a la ingesta de líquido diario. Elaborando en el hogar un procedimiento de actuación y control personalizado que le aporte la cantidad suficiente de líquidos diario.
El aporte de agua procede de tres fuentes principales:
- Del consumo de líquidos, incluidas otras bebidas además de agua.
- Del agua contenida en los alimentos sólidos. Pues casi todos contienen agua y muchos, frutas y verduras, especialmente, contienen una cantidad importante que puede llegar casi al 100% de su peso total.
- De las pequeñas cantidades de agua que se producen en los procesos metabólicos de proteínas, grasas e hidratos de carbono.
De ellos debemos tener presente en la dieta de cualquier persona mayor los alimentos que mayor aporte de líquidos puedan dar al organismo. Para ello tenemos alimentos como:
Leche desnatada y semidesnatada, refrescos, gaseosas, melón, lechuga, tomate, espárragos, sandía, pimientos, cardo, berenjena, coliflor, cebolla que contienen entre un 90%-99% de líquidos.
Zumos, leche entera, fresas, judías verdes, espinacas, zanahorias, piña, cerezas, uvas, naranjas, yogur. Entre un 80%-89% de líquidos
Plátanos, patatas, maíz, queso fresco, pescados, pollo, carnes magras, aceitunas 70-79%.
Carnes semigrasas, salmón, pechuga de pollo 60-69%
Albóndigas, mortadela, pizzas 50-59%
Ciruelas, castañas, quesos semicurados 40-49%
Pan blanco, pan integral, pan de molde, quesos curados, embutidos, membrillo 30-39%
Deshidratación en las personas mayores
Para muchas personas, especialmente las personas mayores, a veces es difícil llegar al objetivo de 2 litros de ingesta de líquidos al día, bien por su incapacidad física que le dificulta el acceso al agua, bien por enfermedades crónicas
En muchas ocasiones incluso se evitan consumir líquidos por miedo a la incontinencia, o a las dificultades de movilidad que tienen para poder desplazarse al baño. Estos malos hábitos se incrementan cuando se encuentran fuera de casa. Precisamente por las dificultades que puedan tener para ir al baño.
Si todo ello no fuese peligroso en sí mismo, además con el incremento de edad se producen cambios importantes en la función renal y por consiguiente una reducción de la sensación de sed. Estas alteraciones son un factor de riesgo muy importante para llevar una correcta hidratación.
A partir de los 70 años, la capacidad de los riñones de filtrar y eliminar sustancias de desecho es aproximadamente la mitad que a los 30 años. Por ello las personas mayores pierden demasiada agua por la orina, a pesar de que ésta no elimine materiales de desecho. Por lo que necesitan más agua para poder expulsar la misma cantidad de urea o sodio. A una mayor necesidad de líquidos en el organismo, para su limpieza se contrapone una disminución de la sensación de sed, que provoca una menor ingesta de líquidos que en etapas anteriores.
La deshidratación se asocia con hipotensión, aumento de la temperatura corporal, confusión mental, dolor de cabeza e irritabilidad. Además, la falta de líquido puede ser el principal contribuyente al estreñimiento. Algo muy común en las personas mayores, y cuyo tratamiento incluye un mayor consumo de líquidos que estimulen el peristaltismo. Por ello en las personas mayores el agua se convierte en una verdadera necesidad a la que hay que prestar especial atención y, en muchos casos, es incluso necesario prescribir su consumo como si de un medicamento se tratase.
Por qué presentan las personas mayores alto riesgo de deshidratación.
Al margen de los factores fisiológicos que todos podamos conocer o un especialista nos pueda informar, tenemos otro factor de riesgo importante, que está en manos de sus cuidadores evitar, como son la limitación del acceso a la bebida por:
– Disminución de la movilidad.
– Problemas visuales.
– Alteraciones cognitivas que merman la capacidad comunicativa.
– Disminución del olfato y el gusto
– Ciertos medicamentos diuréticos, laxantes, sedantes.
– Enfermedades agudas que cursan con fiebre o las que dificultan el proceso de tragar o provocan diarrea o vómitos.
– Miedo a la incontinencia.
Pero ello se agrava en entornos calurosos o húmedos.
También el deterioro neurológico altera la función del hipotálamo y la glándula pituitaria, lo cual afecta negativamente a la sensación de la sed y la regulación de los fluidos. Pacientes con otro tipo de deterioros neurológicos como demencia o depresión, presentan más riesgo de deshidratación, dado que son incapaces de buscar agua. Por ello se hace imprescindible un control de la alimentación, y la cantidad de líquidos aportados diariamente a través de esta o directamente por la ingesta de líquidos.
Requerimientos de líquidos para personas mayores para mantener una buena hidratación
Existen diversas fórmulas para estimar la hidratación adecuada para las personas mayores. Entre todas, la más utilizada por los investigadores es la establecida por Chernoff, que establece 1.500 ml/día para todos los mayores sin tener en cuenta su ingesta calórica. Otro estándar que no considera la talla ni la edad es uno que determina 2.500 ml/día de agua ingerida a partir de alimentos y bebidas, estableciendo así un mínimo de 1,500 mL de líquidos al día para prevenir la deshidratación entre las personas mayores sin enfermedades agudas que residan en instalaciones de cuidados a largo plazo.
Aun así, considerando el número de muertes debidos a la deshidratación durante la ola de calor en el verano es preferible en esos momentos beber por encima de los estándares.
Signos de deshidratación
Existen signos obvios para el clínico bien entrenado que identifican la deshidratación.
Los signos de deshidratación son: piel desestructurada en la frente; orina concentrada y de color intenso (el color de la orina se relaciona positivamente con la densidad de la orina y la osmolaridad y, por tanto, con el estado de hidratación); oliguria; ojos hundidos; ausencia de humedad axilar; disminución de la presión sanguínea ortostática; taquicardia y sequedad de la mucosa de boca y nariz. Para muchas personas mayores, la deshidratación causa síntomas de constipación y confusión mental. La confusión mental es uno de los signos más constantes, aunque menos conocido de la deshidratación. Ello se produce a causa de la disminución en el volumen intracelular cerebral. Otro signo es la aparición de calambres musculares y fatiga, que determina un deterioro del rendimiento por la disminución del volumen intracelular muscular.
Estrategias para mantener una buena hidratación en las personas mayores
El éxito de mantener la hidratación requiere una atención continuada alrededor de los usuarios y su comportamiento diario. Los cuidadores deben asegurar la amplia disponibilidad de bebidas a lo largo del día y comprobar que éstas son utilizadas. Para ello se debe tener muy en cuenta las preferencias de los mayores. Esto incluye zumos, leche con cereales, café o té con las comidas, refrescos y agua a lo largo de todo el día. Si toman vino o cerveza, en pocas cantidades y a últimas horas del día.
Como siempre la atención individualizada, el seguimiento constante y la valoración continua son los elementos esenciales para un cuidado optimo en el hogar. Una adecuada prevención para evitar la deshidratación de nuestros mayores en una época del año de máximo riesgo como la que tendremos en los meses de verano se hace imprescindible.
- Escrito por Institucio Ibars
- A 6 mayo, 2019
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