La cuarta edad, una realidad

Hasta hace unos años el ciclo vital de la vida de las personas lo dividíamos en tres fases: infancia o primera edad, edad adulta o segunda edad y vejez o tercera edad.  Pero el aumento de la esperanza de vida de las personas, sumado a la bajada de la mortalidad ha hecho que surja una cuarta fase llamada la cuarta edad.

 

Elementos que la hacen posible

Gracias a la atención sanitaria que recibimos y a las mejoras que hemos ido introduciendo en nuestro estilo de vida, es habitual que las personas que llegan a la tercera edad se encuentren en plenitud tanto de forma física como mental.

Cada vez es más común tener un envejecimiento activo, es decir que las personas a pesar de estar en edad de jubilación pueden seguir valiéndose por si mismo, realizar sus actividades cotidianas. Incluso ya es habitual encontrar a personas jubilada practicando alguna actividad deportiva, viajar etc.

 

Comienzo de la cuarta edad

Aunque el proceso de envejecimiento varía mucho depende de cada persona, se considera, según estudios científicos, que las personas entramos en el “umbral del cambio” aproximadamente a los 80 años.
Este umbral viene marcado por un periodo corto de tiempo en que los seres humanos empezamos a acumular patologías degenerativas y crónicas. Este periodo provoca que tengamos un gran cambio físico, emocional y psíquico. Al pasar ese “umbral” se considera que las personas hemos entrado en la cuarta edad. Cotidianamente al proceso de entrar en la cuarta edad lo llamamos “dar el bajón”.
En España actualmente hay más de dos mill de personas en esta franja de edad. Se estima, además,  que el número irá en aumento. Se estima que, dentro de 15 años, 17 de cada 100 personas en España tendrán más de 85 años.

Hay varios rasgos que sufrimos todos los seres humanos y  nos hacen darnos cuenta, de manera inequívoca, que hemos entrado en la cuarta edad.

  • Algunos ejemplos son los siguientes:
  • Deterioro de la forma física.
  • Probabilidades más altas de padecer una enfermedad grave, ya que nuestro organismo es más débil.
  • Perdida de la autonomía.
  • Tendencia al aislamiento por la sensación de no comprender el mundo en el que estamos viviendo.
  • Abatimiento por el pensamiento de que nuestra muerte esta cercana.

Ya que parece ser, según las estadísticas, que nuestra esperanza de vida es cada vez más alta. Intentemos llevar una forma de vida lo más saludable posible tanto física como mentalmente. De ese modo para cuando lleguemos a la vejez la podamos disfrutar lo mas plenamente posible.

La cuarta edad es el período en el que la atención domiciliaria comienza a ser una necesidad. El paulatino deterioro fruto del avance en la diferentes patologías degenerativas merman la autonomía personal. Por ello se hace necesario la ayuda y atención en el domicilio. En muchas ocasiones comienzan las familias directamente, hasta que según los caso se ven desbordado y precisan de mayor ayuda.  Es ese el momento en el que desde Institució Ibars nos ponemos no únicamente a asesorar y apoyar a la familia, sino a ofrecerle el servicio que necesitan.

 

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