Cuando varias personas se reparten la responsabilidad del cuidado de una persona mayor pueden surgir conflictos familiares. Es bueno que varias personas se preocupen de un anciano, aunque no siempre van a tener el mismo punto de vista, en especial si no poseen formación clínica o relacionada con el cuidado de personas mayores y enfermos.
En estos casos, un cuidador profesional que acuda al domicilio a ayudar en algunas tareas puede ser también un buen asesor, porque no solo sabe ponerse en nuestra piel, sino en la de la persona a nuestro cargo.
Motivos de conflicto con el cuidado de los mayores
Conflictos entre familiares o personas a cargo del anciano
Los conflictos familiares comunes en estos casos se pueden deber a un exceso de celo o a la falta de tiempo para dedicarle a la persona mayor. Puede suceder que creas que nadie va a preocuparse de que tu familiar se alimente como debe y esté bien aseado y atendido, o que no tengas tiempo material para dedicarle por exigencias del trabajo. En ambos casos, la figura de un cuidador de apoyo ayuda a mediar en estos conflictos, porque puede aportar experiencia y tiempo de calidad.
Más complicado es el caso en que un hijo se desentiende del cuidado de sus padres o una pareja se opone a que esa persona resida unos meses al año en el domicilio. En estos casos, lo mejor es intentar dialogar y proponer una ayuda a la persona reticente. Frente a la frialdad de las residencias, valora la posibilidad de contratar a un auxiliar a domicilio.
Conflictos con la persona cuidada
Los conflictos más comunes entre familiares y ancianos a su cuidado suelen darse cuando la persona mayor presenta algún tipo de demencia. Es un tema difícil de manejar para los cuidadores y para el propio enfermo, que percibe una realidad diferente a la nuestra, a veces distorsionada y otras no tanto.
No caigas en el error de ignorar sus requerimientos o quejas porque pueden ser la manera de manifestar un malestar como puede ser un dolor o problemas emocionales. Es mejor consultar al médico antes que lamentar no haber detectado algo grave, sobre todo si la persona tiene afectado el lenguaje.
También pueden surgir conflictos cuando el anciano no acepta que debe ser cuidado porque no percibe que lo necesite. En estos casos, muchas veces la presencia de una persona ajena al entorno familiar ayuda a relajar tensiones debido a que con los extraños no siempre somos tan descarados.
El tercer caso puede darse cuando un anciano se siente una carga y desea que llegue pronto su muerte. ¡Cuidado! Puede ser una depresión de la tercera edad y es peligrosa. Consulta con un especialista.
Consecuencias de los conflictos familiares más comunes
Riñas, estrés y hermanos que dejan de hablarse son algunas de las consecuencias cuando no se sabe cómo mediar en conflictos familiares de este tipo. También se pueden resentir las relaciones de pareja o alterar a unos niños que no pueden comprender por qué la presencia del abuelo o abuela produce tantos problemas.
¿Cómo mediar en conflictos familiares?
Aunque hay un refrán que aconseja no meter las manos entre padres, hijos y hermanos, cuando se presentan algunos de los conflictos familiares que hemos descrito hace falta sentarse a hablar. Intenta lograr un reparto equitativo de tareas y gastos, pero si sientes que la situación te desborda, pide ayuda. Ayuda psicológica o ayuda para cuidar a esa persona mayor que se encuentra delicada de salud.
Cuando una persona mayor deja de ser completamente independiente y necesita una serie de cuidados es frecuente que surjan conflictos familiares en los que muchas veces nos olvidamos de cómo se siente esa persona para quien la vida da un cambio brusco sin desearlo. Puede asumir la situación como algo natural o caer en una depresión.
Por su parte, los cuidadores tampoco están exentos de que su salud física o mental se pueda resentir. Si es este tu caso, recuerda que en Institució Ibars ofrecemos servicios de ayuda muy variados para la persona mayor o para los cuidadores, y que tenemos experiencia también en el cuidado de enfermos crónicos.