Cómo prevenir el Parkinson: síntomas precoces
Las poblaciones envejecidas registran mayores frecuencias en la presencia de una serie de enfermedades. La enfermedad de Parkinson es la segunda enfermedad neurodegenerativa más habitual en países desarrollados con amplia esperanza de vida.
Los síntomas del Parkinson van más allá de los temblores y la rigidez que se nos viene a la mente cuando escuchamos hablar de esta enfermedad, si no hemos tenido algún caso en nuestro entorno cercano. La buena noticia es que la sintomatología que no afecta a la marcha ni a la movilidad se manifiesta antes, con lo que puede una señal de alarma.
Síntomas precoces del Parkinson
Depresión al ir perdiendo agilidad y juventud, el que la espalda se vaya arqueando o una merma en la calidad de sueño son cosas que se asocian al paso de los años y, por sí solas, no significan nada. Pero cuando estos síntomas precoces de Parkinson se acompañan de otros, que también son bastante inespecíficos. Es el momento de consultar con un neurólogo, para saber si se trata de una enfermedad parkinsoniana (existe más de un tipo de Parkinson) o es una falsa alarma.
La edad no es un factor determinante en la aparición de estos primeros síntomas. Es decir, hay personas a quienes la enfermedad de Parkinson les comienza a una edad muy avanzada, en cuyo caso la bajada en los niveles de dopamina en el cerebro se puede entender como una consecuencia más del envejecimiento biológico, y casos en los que se manifiesta en la mediana edad, aunque son pocos.
Por ello, si alguien de más de 40 años sufre los síntomas citados al comienzo o los que te vamos a explicar a continuación, debe consultar con un médico. Si la persona es joven, es probable que no sea la enfermedad de Parkinson, pero puede tratarse de otro problema neurológico, a veces con cura si se detecta a tiempo.
Los síntomas tempranos de Parkinson que no debemos ignorar son los siguientes:
- Anosmia. Pérdida de olfato total o parcial, por supuesto cuando no se sufra de catarro, gripe o rinitis alérgica.
- Escritura que se vuelve cada vez más pequeña, de manera inconsciente.
- Pérdida de potencia de voz, de nuevo sin haber resfriados de por medio.
- Sueño muy agotado, con movimientos bruscos o incluso gritos en la fase en la que el cuerpo debería permanecer inmóvil.
- Mareos y tropiezos frecuentes.
¿Cómo prevenir el Parkinson?
Aunque algunos estudios sugieren que el consumo de tabaco o de café pueda ofrecer cierto efecto protector de la dopamina, y por tanto ayude a retrasar la aparición del Parkinson. Las conclusiones no están claras y, desde luego, el tabaco supone mucho más perjuicio que beneficio en caso de ser cierto. Con respecto al tabaco, se debe tener en cuenta que la población que ha sido fumadora en grandes cantidades desde su juventud tiene otros riesgos asociados a su salud, por lo que no se puede llevar a cabo estudio clínico concluyente.
Nos gustaría decirte que hay una dieta o unas rutinas que protegen frente a las enfermedades parkinsonianas. Pero lo único que se sabe es que la exposición prolongada a ciertas sustancias puede estar relacionada con que la enfermedad aparezca antes. Es más importante saber cómo empieza el Parkinson para ponerse en tratamiento cuanto antes.
Si te estás preguntando cómo se detecta el Parkinson, el diagnóstico lo realiza un neurólogo mediante una exploración física del paciente. En ocasiones, una tomografía computarizada por emisión monofotónica denominada exploración del transportador de dopamina puede afianzar el proceso, pero no es una prueba determinante.
Cuidados básicos
Cuando alguien sufre la enfermedad de Parkinson o alguna de sus variantes, se comienza el tratamiento. Este tratamiento es multidisciplinar. Por un lado farmacológico, aunque poco hacen de momento los fármacos conocidos hasta el día de hoy, pueden realizarse estimulaciones cerebrales y, tal vez lo más importante, es llevar a cabo rehabilitaciones y paseos acompañados para frenar la pérdida de la coordinación y la función motora.
La marcha de los enfermos de Parkinson es característica y les hace muy propensos a sufrir caídas, por lo que en las primeras etapas un bastón o una muleta pueden ser suficiente refuerzo, pero llegará un momento en que los paseos sean más seguros con la compañía de un familiar o de un cuidador a domicilio.
Los enfermos de Parkinson sufren de cierto grado de depresión, y estos paseos cerca de casa aportan no solo la corrección de la marcha, sino también interacción con vecinos y conocidos, que repercute en su estado anímico. Tan solo en las etapas finales del Parkinson puede aparecer un proceso de demencia. Aunque en muchos casos la persona no llega a desarrollarla.
Hablamos de personas que reconocen a sus familiares y conservan sus facultades mentales, aunque tengan el estado anímico bajo, durante muchos años. Pero también de gente que ve cómo este año se tropieza más que hace dos, o le cuesta trabajo hacer bien a la primera movimientos que hasta hace poco solo requerían de una mayor atención. La comprensión es muy importante.
Los familiares en ocasiones se ven abrumados por la enfermedad de un ser querido y pasar por su propio duelo. Por ello aconsejamos descargar una parte de la responsabilidad del cuidado del enfermo de Parkinson acudiendo a terapia psicológica o confiando unas horas a la semana a nuestros mayores a profesionales con conocimientos experiencia adecuadas. Ello ayudará a la familia a entender mejor a la persona enferma y sobrellevar la enfermedad. Los centros de día no son una buena opción para los pacientes con Parkinson.
- Escrito por Institucio Ibars
- A 17 junio, 2020
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