La Organización Mundial de la Salud (OMS en español, WHO en inglés) acuñó el término envejecimiento activo en los años 90, cuando la población de la tercera edad se vio aumentada no solo en los países desarrollados, sino también en los que se encontraban en vías de desarrollo y comenzaron a hacerse habituales ciertas enfermedades o dolencias.
Las recomendaciones para un envejecimiento activo de la OMS son una guía, no un protocolo estricto, y deben adaptarse a las condiciones particulares de cada mayor, en especial si existe alguna discapacidad importante.
¿Qué es el envejecimiento activo y cómo se consigue?
Europa es el continente con mayor porcentaje de población mayor de 60 años. El aumento de la esperanza de vida y la calidad de la misma hace que 60 años hoy no sean como 60 años hace un siglo. Las personas mayores de estas edades, por lo general, pueden y deben mantenerse activas e integradas en la sociedad. En ocasiones, la merecida jubilación puede arruinar el envejecimiento activo, cuántas veces lo habremos visto.
Conscientes de este problema, el año 2012 fue el año europeo del envejecimiento activo. Más tarde, en el año 2015, la OMS modificó el término “envejecimiento activo” y pasó a llamarlo “envejecimiento saludable”, aunque muchos siguen usando el término original.
El envejecimiento activo o envejecimiento saludable forma parte de los Derechos Humanos fundamentales y suele contar con un apartado propio en la legislación de la mayoría de los países. Se trata de una serie de recomendaciones sanitarias, por lo que no es raro que forme parte del marco político de las naciones.
El envejecimiento activo o saludable se define como el proceso de fomentar y mantener la capacidad funcional que permite el bienestar en la vejez, y requiere de la implicación no solo de la población mayor, sino de toda la sociedad. En el año 2015, la OMS recomendó lo siguiente:
- Cambiar la forma tradicional, a veces peyorativa, de ver a las personas mayores al margen de si se valen por sí mismas o no.
- Crear espacios adaptados para ellos y adaptar los sistemas de salud a un sector de la población que va en aumento.
- Crear sistemas de atención a largo plazo.
El envejecimiento saludable engloba el bienestar físico, psíquico y social, de manera análoga a como sucede con la higiene en el trabajo. Además se recalca que es importante permitir a las personas mayores cierta autonomía y la participación en actividades de su agrado, mientras no haya causas de fuerza mayor que lo impidan.
Por ejemplo, aunque nuestro padre guste de salir a pasear solo, si presenta cierto grado de deterioro cognitivo deberá ir acompañado para no perderse o para que no le atropelle un coche. Pero si no tiene problemas para desempeñar esa actividad de su agrado, deberíamos permitírsela y facilitársela. Y quien dice pasear solo, dice jugar a la petanca o permitirle practicar la carpintería, si se encuentra en condiciones.
Desde su publicación, personal sanitario primero y más tarde los cuidadores especializados en personas mayores, han ido implementando las recomendaciones de la OMS para un envejecimiento activo hasta hacerlas formar parte de su rutina de trabajo. Desconfía de las instituciones que no contemplen los aspectos más básicos de las mismas.
Si tú no puedes ayudar a tus padres o abuelos a mantenerse activos dentro de sus posibilidades, puedes pedir ayuda profesional, incluso que acudan a tu domicilio. Estarás invirtiendo tu tiempo o el dinero en mejorar la duración y la calidad de vida de ese ser querido mayor que se encuentra a tu cargo o que necesita que le ayudes un poco.