Relaciones después de los 65 años
La capacidad que tiene el ser humano para amar y la capacidad de ser amados son las dos condiciones básicas que miden la calidad de vida a lo largo de los años. El hecho de ir perdiéndolas es lo que marca la vejez, sobre todo a nivel mental y de proyecto de vida.
Las estadísticas son muy claras, y establece que la mujer enviuda con mayor frecuencia que el varón, lo que implica que tanto en términos absolutos como relativos, hay más mujeres adultas mayores en estado de viudez que varones. Y estos últimos se casan rápidamente, pareciera que toleran menos la viudez que las mujeres, además de tener una oferta mayor para componer una nueva pareja. Sin duda el hombre y más los de décadas anteriores no está tan acostumbrado tampoco a desenvolverse en tareas domésticas, no es capaz de interactuar tanto con sus hijos mayores. Los centros de la tercera edad suelen ser el reflejo de la actividad de nuestros mayores y cómo estos a través de la socialización, traspasan la barrera de la jubilación con nuevos ánimos.
Por tanto, en el amor otoñal (en las personas adultas mayores) pueden darse situaciones muy variadas, ya que hay una radical diferencia entre un adulto mayor y otro, si está casado o viudo o divorciado o separado o soltero. El amor entre adultos mayores, comprende tantas variables posibles como en la juventud, pueden tener pasión, celos, e ilusión, pues es el retorno a la segunda juventud. Aunque mayoritariamente son sosegados, buscan la compañía mutua y una persona con la que acabar la última etapa de su vida.
En muchas ocasiones suelen ser relaciones semi clandestinas o poco públicas, pues la presión a lo que puedan pensar los hijos y nietos, les hace avergonzarse de sus sentimientos. Por ello debe ser la familia también la que incorpore ese elemento de comprensión hacia sus mayores y la última etapa que desean vivir.
- Escrito por Institucio Ibars
- A 5 abril, 2017
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