Edadismo

Edadismo o discriminación por edad

Discriminación por edad

El edadismo no es otra cosa que la discriminación por edad. Aunque puede darse casi en cualquier etapa de la vida, afecta en mayor medida, por un lado, a niños y adolescentes, y por otro, a los ancianos. Cuando hablamos de ancianos dependientes en algún grado podemos encontrar ejemplos de discriminación de edad escandalosos.

Estamos seguros de que no eres una persona que cometa este tipo de discriminaciones de manera consciente, pero vivimos en una sociedad que predispone al edadismo de una forma encubierta. ¿Estás seguro de que no tienes prejuicios relacionados con la edad avanzada? ¿Cómo cuidar a una persona mayor sin cometer estos errores que pueden llegar a vulnerar derechos fundamentales?

¿Qué es el edadismo?

La definición de edadismo procede del término inglés ageism. En su momento fue un término creado para referirse a los prejuicios, estereotipos y, como consecuencia, discriminaciones que sufren las personas de edad avanzada. Pero el término pasó al español con un significado más amplio, incluyendo a niños y jóvenes.

¿Por qué se produce este fenómeno en las sociedades occidentales? Hay varias teorías al respecto, si bien la que más fuerza parece tener hasta el momento es por el rechazo de esta sociedad a la muerte y al envejecimiento en general. No queremos pensar en ello y verlo puede llegar a ser incómodo.

Tipos de discriminación por edad

  • Se discrimina por la edad siempre que no se contrata (se descarta de manera automática) a una persona por ser muy joven o muy mayor, pese a tener la misma formación y experiencia que otro candidato. Este tipo de discriminación no debe confundirse con las leyes que protegen a las personas de ciertos rangos de edad: el trabajo infantil es ilegal en la Comunidad Europea y en muchos países.
  • Cuando pensamos que una persona mayor exagera sus achaques para llamar la atención podemos estar cayendo en el edadismo.
  • Aunque es más frecuente que el edadismo se manifieste con conductas sobreprotectoras, jamás protectoras en su justa medida. Por ejemplo, es normal que un anciano con cierto deterioro físico o cognitivo no deba tener un pestillo en su habitación, por si sucede un accidente. Lo que no debería ser normal es entrar en su habitación sin previo aviso. Tampoco se debería asumir que, a ciertas edades, se terminan de manera imperativa la vida sexual y afectiva.

Criterios a seguir por un cuidador para evitar el edadismo

Los cuidadores que ayudan en el cuidado de ancianos y enfermos a domicilio pueden orientarte sobre qué errores cometes, pues ellos han recibido la formación necesaria. A la inversa, si detectas actitudes de discriminación a los adultos mayores en los auxiliares, fisioterapeutas, etcétera, no dudes en contratar a otros profesionales más humanos.

Pero imaginemos que estás al cuidado de una persona que necesita ayuda aunque no es muy dependiente y vas a intentar cuidarle tú. ¿A qué debes prestar más atención?

Ni sobreprotección ni dejadez

Hemos mencionado algunos ejemplos, pero la experiencia nos demuestra que las personas mayores suelen crecerse ante un familiar más que ante un cuidador externo, lo que nos lleva al siguiente punto.

Paciencia inagotable: no grites

Si no desea comer o no quiere tomarse sus medicinas, insiste con suavidad e intenta averiguar si hay un motivo. Podría sufrir dispepsias o tener efectos secundarios molestos.

Cuando el anciano no es capaz de comunicarse correctamente, te toca ser más observador. Lo que nunca debes hacer es gritarle o enojarte con él: las personas mayores suelen ser conscientes de la merma de sus facultades y estos tratos bruscos no hacen otra cosa que favorecer la depresión en personas de la tercera edad.

No aísles a la persona mayor

Salvo cuando se alcanza un deterioro cognitivo severo, ser mayor o dependiente no debería ser un motivo de aislamiento porque eso perjudica la salud mental y otras capacidades cognitivas.

Si el anciano está encamado, permite que amigos y familiares acudan a casa a visitarlo, y si puede ir en silla de ruedas aprovecha los días con buen tiempo y temperaturas templadas para recorrer el barrio en su compañía o llevarle a su restaurante favorito.

Recuerda que siempre puedes pedir ayuda incluso por un número reducido de horas a la semana, antes de llegar a desarrollar el síndrome del cuidador: cuídate tú para cuidar mejor de él o ella.

 

En una sociedad donde la muerte es un tabú y la vejez algo poco deseable, es normal caer en pensamientos o conductas relacionadas con la discriminación por edad sin pretenderlo. Cuando pasas a ser el único cuidador de un familiar, la fatiga tampoco es buena compañera para ofrecer los mejores cuidados.

Recuerda que las personas mayores suelen ser muy conscientes de estas actitudes despectivas. Antes de enfermar tú, no dudes en pedir apoyo en la manera que ambos necesitéis: psicoterapia, ayuda a domicilio, un cuidador por horas, etcétera; en Institució Ibars podemos ayudarte.

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