Primeros síntomas de glaucoma en personas mayores
El glaucoma es una enfermedad traicionera y silenciosa, pues no presenta síntomas hasta que no existe deterioro irreparable del nervio óptico. Es la principal causa de ceguera permanente entre mayores de 70 años y un problema que limita la calidad de vida de los ancianos, pues se estima que sobre un 4% de la población de más de esa edad padece alguna deficiencia visual debida al glaucoma.
Las personas con riesgo de sufrir esta enfermedad son los pacientes con hipertensión, diabetes y quienes necesitan usar algunos medicamentos, generalmente colirios, que intervienen en la presión ocular. Este grupo de población debe someterse a revisiones periódicas con el fin de detectar síntomas de glaucoma y ponerle tratamiento antes de que se produzcan daños irreversibles.
Pero, aunque no te encuentres entre la población de riesgo o seas joven, no te pierdas los síntomas que dan la señal de alarma y avisan de un posible glaucoma incipiente en adultos.
¿Qué es el glaucoma?
El glaucoma es una enfermedad degenerativa que afecta a la visión. Se produce por un aumento continuado de la presión sanguínea en el área de los ojos y en los tejidos que rodean al nervio óptico. Esta presión elevada va produciendo daños en el nervio óptico y, a veces, en otras estructuras determinantes en la visión.
Como resultado del daño neuropático, se van produciendo puntos ciegos o manchas en el campo de visión, o bien se pierde mucha nitidez en el enfoque. Los daños producidos por el glaucoma en personas mayores son irreversibles, por lo que es importante poner tratamiento cuanto antes para detener o ralentizar el avance de la enfermedad.
La población que supera la edad de 50 años puede achacar erróneamente los síntomas iniciales de glaucoma con una pérdida de visión asociada a la edad, como puede ser la presbicia.
Síntomas de glaucoma en sus inicios
El glaucoma de ángulo abierto no presenta síntomas hasta que el deterioro en la visión es grave. Por ello, las revisiones periódicas en personas de más de 50 o 60 años son la única medida eficaz para ponerle freno.
El glaucoma de ángulo cerrado sí suele dar señales de alarma, aunque se dan casos de personas que, pese a padecer glaucoma incipiente, muestran valores de presión ocular dentro de los límites considerados normales. Si tú o alguien en tu casa sufre estos síntomas, en especial si ya tiene una edad, debéis acudir de inmediato a un oftalmólogo para confirmar o desmentir el diagnóstico.
Los síntomas de glaucoma de ángulo cerrado son los siguientes:
- Dolor de cabeza intenso que incluye dolor en la zona de los ojos, como si los ojos o el tejido que rodea al globo ocular dolieran por dentro. En ocasiones, este dolor es un reflejo extendido de una migraña, pero siempre hay que consultarlo.
- Visión borrosa o disminución de la agudeza visual, que puede producirse de manera permanente o en periodos puntuales.
- Problemas para interpretar los estímulos luminosos, manifestándose en forma de destellos, halos de luz, visión de arcoíris en lugar de luz blanca, etcétera.
- En ocasiones, náuseas y enrojecimiento de uno o ambos globos oculares.
¿Cómo actuar si estamos al cuidado de mayores que comienzan a sufrir glaucoma?
Si envejecer puede ser un proceso frustrante, la cosa empeora cuando vemos cómo en poco tiempo perdemos alguna habilidad importante para el día a día. Los cuidadores de ancianos están acostumbrados a lidiar con los problemas que suceden durante el periodo de adaptación y el duelo en situaciones como las descritas, aunque los familiares que se vean por primera vez en esa tesitura no cuentan con esa experiencia previa.
Hay que tener en cuenta que, a la vez que la enfermedad física, se desarrolla en paralelo un proceso psicológico que puede variar de unas personas a otras. Depresión o ira son sentimientos frecuentes, pero también puede ser habitual que el anciano se vea como una carga para sus familiares y es necesario tener mano izquierda para no empeorar el cuadro clínico con un problema emocional serio.
Muchas enfermedades habituales entre la población mayor se hacen más angustiosas en caso de una pérdida importante de la visión de forma más o menos repentina. Por otro lado, los mayores suelen tener costumbres muy arraigadas y se muestran reacios a introducir cambios en sus rutinas o a aceptar que ya no pueden hacer ciertas cosas, como puede ser coser un botón o leer prensa en papel.
Aunque sean los familiares quienes se ocupen de buena parte del cuidado de uno o más ancianos, en ocasiones es aconsejable pedir ayuda a profesionales, incluso si se hace de manera temporal. Una persona con experiencia en el cuidado de personas mayores sabrá recurrir a técnicas concretas para ayudar a aceptar la enfermedad y a gestionar de forma más llevadera una nueva rutina adaptada.
El glaucoma limita la calidad de vida de nuestros mayores al arrebatarles buena parte de su visión de manera irreversible. Si formamos parte de la población que tiene bastantes posibilidades de sufrir esta enfermedad, las revisiones oftalmológicas periódicas son ineludibles. Y, en caso de no pertenecer a los grupos de riesgo, existen una serie de síntomas de glaucoma que nos avisan de la posibilidad de sufrir uno de ángulo cerrado.
En cualquier caso, lo más importante es la detección precoz, para poner un tratamiento que detenga el avance de la enfermedad cuando apenas nos haya afectado. Debido a que hay formas de glaucoma que no presentan sintomatología alguna hasta que se encuentran en estados avanzados, insistimos en las revisiones periódicas, nada invasivas, en gente de más de 50 o 60 años de edad.
- Escrito por Institucio Ibars
- A 29 mayo, 2020
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